Para mí, tal como para muchos puerteños, este pueblo fue amor a primera vista. ¡Excepto! — esa monstruosidad chillona de color azul fluorescente en avenida Rojo Gomez. ¿Cómo se mantiene a flote ese lugar?
Por entonces yo no podía saber que ese bar — upa — ¡restaurante! — dilapidado y chabacano se convertiría en mi oasis social en
Puerto Morelos – mi refugio y lugar frecuentado – mi sitio favorito para un vaso de vino tinto y una conversación fácil, sea insignificante o
filosófica….
Simplemente un paseo seguro – con excepción, tal vez, de los taxis que van a toda velocidad – por media calle, durante el día o después de la medianoche – durante la temporada alta, llena de turistas (sangre nueva para los chistes viejos de Ed) o durante el verano bochornoso con solamente algunos residentes locales matando mosquitos…Y Ed – el centro de todo. Adorable y gruñón, pero siempre listo con una sonrisa de bienvenida: “Hey, this is your table!” “Too bad we’re open!” “Best mojitos in town!” “Try the mango margs!” “We’ve got ribs tonight – Did the recipe myself!” “Band starts in 30 minutes!”
Los que me conocían en mi Otra Vida saben que yo era empresarial, estructurada, super-organizada. Después de jubilarme, de descubrir
Puerto Morelos y de algunos años duros, me enamoré – me enamoré con la Vida –liberé mi cuántos-años-tendrías-si-no-supieras-cuántos-años-tienes otro yo con sus faldas cortas, el rock and roll antiguo, metal pesado y el ¡baila-baila-baila! Y un catalizador principal
en esa transformación fue Ed Hoffman, los amigos que se reunían con él y los momentos magníficos que creaba en Cantina Habanero.
Ed siempre va a tener un lugar especial un mi corazón así como en los corazones de los muchos miles de personas más que sonreirán al
recordar “su noche especial” en Cantina Habanero con tal Ed Loco – bailando a Vertigo 777 o disfrutando de Mark Mulligan o del Hombre Orquesta con los Altavoces en los Pantalones – o de los artistas Jan o Don o Bob. Y ellos se recuerdan con quién estaban – y el resplandor de las estrellas aquella noche….
Jessily y Jeremy van a saber que su papá era amado, pero comprender completamente la magnitud de ese amor va a ser una lucha – el número inmenso de almas que tocó su padre y la diferencia que él hizo, la dicha que él trajo a las vidas de tanta gente por todo el mundo – simplemente por ser “Ed” y por crear el atmósfera y la comunidad – la familia – de Cantina Habanero.
A pesar de lo gruñón que podía ser a veces, Ed Hoffman era mi amigo muy querido. Lo extraño al fondo del bar, pero en mi corazón lo estoy abrazando en una luz dorada de amor – junta, por supuesto, con una nube de su máquina vil de humo falso – y estoy visualizándolo dentro del cielo brillante de azul cristalino de Puerto Morelos. Y sé que siempre que necesito una sonrisa, puedo visitar mi corazón y traer las memorias mágicas creadas por mi amigo, Ed Hoffman de Cantina Habanero.
Gracias, Ed…hiciste mi vida un poco más brillante.
Thanks to my daughter, Jessica Dover a professional translator, interpreter, and Spanish teacher, for this translation. Please click the link to her website, Alma Luna.
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